Noticia Consumisos
15
Oct
2022

Consumisos: el malestar en la cultura de las pantallas

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La sociedad de las pantallas y el margen emancipatorio del sujeto contemporáneo en relación al consumo y la sumisión cultural. La seducción de los objetos, el potencial de las pantallas y las redes sociales y sus riesgos como forma de alienación.

Extracto del Artículo de la Revista digital “TELOS” (Fundación Telefónica-España) donde se recogen algunas conclusiones sobre la “sociedad de las pantallas” y el margen emancipatorio del sujeto contemporáneo en relación al consumo y la sumisión cultural; la seducción de los objetos, el potencial de las pantallas y las redes sociales vinculadas a los riesgos de alienación.

La importancia del objeto y el poder de la imagen, así como sus peligros, fueron argumentos propulsores de las vanguardias artísticas de hace un siglo, advirtiendo en ellos el potencial para generar realidad y transformar la sociedad. El cambio ha sobrevenido, sin duda alguna, pero no en la dirección de la revolución popular con la que soñaron la mayoría de los artistas de vanguardia. Los objetos han modelado un nuevo mundo, pero anegando nuestras casas, nuestras vidas y nuestros mares, y las nuevas imágenes hipertrofiadas se han hecho ubicuas, pero…¿han conseguido hacernos más libres?

El sujeto consumiso vive su momento estelar en su hábitat natural del artificio, sometido a las tendencias y los modos de vida que nos venden las pantallas, consumido por los propios objetos y servicios por los que paga con su tiempo de existencia.

La lógica civilizatoria de las pantallas nos mantiene entretenidos, tan actualizados por las noticias como voluntariamente desinformados, pero fascinados con lo que no tenemos y con lo que no somos, porque queda continuamente expuesto en nuestro terminal. Intentamos compensar las carencias construyendo una imagen pública impostada a base de imágenes de Instagram; definimos o reafirmamos nuestra posición política con las píldoras de emergencia que dispensa Twitter; juzgamos y nos sometemos al juicio ajeno a través de esa plaza pública condensada en medio palmo que son los móviles. El inconveniente de llevar este espejo mágico siempre en la mano es que nos devuelve una imagen permanente de nosotros mismos, ese estuche virtual de nuestras vidas que construimos en las redes sociales, constantemente expuesto a la comparación con el ideal mediático de la siguiente pestaña. Y nos resulta inevitablemente fascinante, aunque también nos deprima por su capacidad de absorbernos y alienarnos.

Una frase que circula por las redes define a los millennials como una generación triste con imágenes felices, una generación capaz de mostrar su mejor cara por su dominio políglota digital, pero que no hace más que recibir el envite de una crisis tras otra. También los menos jóvenes podemos sentirnos identificados, porque resulta demasiado tentador no impostarnos en un retrato favorecedor, ocultando las costuras de la vida.

Algunas conclusiones

  • Las pantallas son las portadoras del nuevo lenguaje humano universal, el objeto sagrado de nuestra era, tan pegado al cuerpo que ya soñamos con hacerlas subcutáneas o incorporarlas al ojo.
  • El inconveniente de llevar este espejo mágico siempre en la mano es que nos devuelve una imagen permanente de nosotros mismos.

Fuente: Juan Carlos Pérez Jiménez, Revista digital “TELOS” (Fundación Telefónica-España)

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