Los docentes y estudiantes universitarios están obligados a conocer y adaptarse a la IA.

Artículo de Antonio Julio López Galisteo y Lorena Rodríguez Calzada (Universidad Rey Juan Carlos) publicado por la Red de Docencia Universitaria (REDU).

La llegada de la Inteligencia Artificial (IA) a nuestros dispositivos móviles ha supuesto una revolución sin precedentes. Poder contar en nuestro teléfono con un asistente como chatGPT, o como Copiloto del navegador Bing, supone un antes y un después en el acceso a información clasificada y ordenada en tan solo unos segundos, haciendo que el acceso a la información como hasta ahora lo contemplamos a través de internet esté a punto de transformarse para siempre.

Desde el punto de vista de la educación universitaria, el uso de Inteligencias Artificiales por parte de docentes y estudiantes está ahora mismo en fase de estudio y adaptación. Muchos son los que piensan que va a suponer una amenaza para los actuales sistemas de enseñanza, elaboración de trabajos y pruebas de evaluación, pero otros lo ven como una oportunidad para revisar tanto las formas de enseñanza como de evaluación de nuestros estudiantes.

Situación de partida

En el año 2023 nos encontramos en un momento de cambios, que se producirán de forma obligatoria tras la aprobación del Real Decreto 822/2021 de 28 de septiembre, por el que se establece la organización de las enseñanzas universitarias y del procedimiento de aseguramiento de su calidad, así como por la reciente aprobación de la Ley Orgánica 2/2023, de 22 de marzo, del Sistema Universitario, conocida como LOSU.

En el Real Decreto 822/2021 se introduce por primera vez en nuestro sistema educativo la posibilidad de visibilizar las metodologías activas innovadoras que se emplean en los grados y másteres universitarios, y recogerlos en documentos acreditativos del título de nuestros egresados. La LOSU, a través de su artículo 6 apartado 3 introduce “La innovación en las formas de enseñar y aprender debe ser un principio fundamental en el desarrollo de las actividades docentes y formativas universitarias”.

La función docente en tiempos de la IA

De igual forma que hace 20 años la llegada de internet de forma masiva a los hogares no supuso la desaparición de los centros educativos, ni de los docentes y su papel fundamental en la educación en cualquier etapa educativa, la irrupción de esta nueva tecnología generará que el docente, lejos de ser prescindible, sea nuevamente trascendental.

El docente deberá conocer cómo funciona la IA, su potencialidad y limitaciones, para estar en disposición de usarla en el desarrollo de sus funciones docentes, así como para orientar a sus estudiantes sobre las formas de uso académicamente correctas.

Ahora podrán centrarse más en el aprendizaje individualizado de cada alumno1 e irán reduciendo las tareas repetitivas, como por ejemplo en la evaluación.

Además, el uso de algunas de estas aplicaciones ayudará a la adaptación de los alumnos con necesidades educativas especiales, mejorando así tanto su aprendizaje como su integración en las aulas.

La Inteligencia Artificial al servicio del docente

El docente podrá emplear diversas IAs en la planificación y desarrollo de sus asignaturas, para realizar tareas como:

• Describir objetivos de aprendizaje específicos de una asignatura.
• Desarrollar actividades concretas a realizar en el aula sobre un tema concreto.
• Mejorar la evaluación y el seguimiento del progreso de los estudiantes, mediante sistemas de análisis de datos y retroalimentación automática.
• Personalizar el proceso de enseñanza-aprendizaje según las necesidades, intereses y ritmos de cada alumno.
• Facilitar el acceso a recursos educativos de calidad en cualquier lugar y momento, mediante plataformas digitales interactivas y adaptativas.
• Potenciar el desarrollo de habilidades del siglo XXI, como el pensamiento crítico, la resolución de problemas o la colaboración, mediante el uso de herramientas de IA que estimulan la creatividad y la innovación.

La Inteligencia Artificial en manos de los estudiantes

Cualquier herramienta tecnológica novedosa puede ser empleada para usos no éticos en el mundo académico. No es menos cierto que estas incertidumbres ante la llegada de una nueva tecnología, que se mete de lleno en el ámbito educativo, fueron ya experimentadas y solucionadas anteriormente.

El estudiante deberá encontrar nuevas formas de aprender para resolver desafíos de una manera que hasta ahora nunca había hecho. Ahora tiene ante sí, herramientas con potencialidades nunca vistas antes, capaces de suministrar información, crear resúmenes de textos, realizar traducciones, crear diseños gráficos, etc.; y todo en cuestión de pocos segundos, e interaccionando con la IA con una simple conversación de texto, siendo esto una de las principales diferencias con otras tecnologías, ya que el intercambio a través del lenguaje materno. Además, que el acceso a las IAs pueda realizarse a través de los dispositivos móviles, es algo que motiva y gusta a nuestros estudiantes.

Docentes y estudiantes obligados a adaptarnos a las nuevas tecnologías

Los docentes debemos educar a las generaciones actuales y futuras para que realicen un uso ético desde el punto de vista humano y académico de las IAs. Que estas sean fuente de información, para su posterior estudio, cotejo, indagación y crítica aplicando el método científico. De esta forma, las IAs ampliarán el conocimiento de nuestros estudiantes sobre las materias de estudio.

Los estudiantes deben conocer que las IAs cometen errores en la información que suministran, aunque las basadas en redes neuronales y “machine learning” cada vez cometen menos errores, y que por lo tanto, la información suministrada no puede ser considerada rigurosa per se.

Debemos adaptarnos a esta nueva tecnología rápidamente, para de esta forma poder ofrecer una formación actual a nuestros estudiantes.

Referencias

(1) Moscardini, A. O., Strachan, R., & Vlasova, T. (2022). The role of universities in modern society. Studies in Higher Education, 47(4), 812-830. https://doi.org/10.1080/03075079.2020.1807493

Fuente: Antonio Julio López Galisteo y Lorena Rodríguez Calzada (Universidad Rey Juan Carlos). Red de Docencia Universitaria (REDU)