La I+D+I contribuye a la competitividad tecnológica de las empresas y, por ello, determina el aumento de riqueza y calidad de vida de los ciudadanos.
Diez cuestiones:
- ¿Por qué destinamos pocos recursos a I+D (E / habitante) en relación a países con similar desarrollo económico?
- ¿Acaso no ven nuestras administraciones y empresas que congelar sus programas de I+D, como respuesta a la crisis, es pan para hoy y hambre para mañana?
- ¿Cómo se entiende que, invirtiendo en I+D el doble que Suecia, en valor absoluto, generemos ocho veces menos patentes?
- ¿Por qué financiamos grupos de investigación trabajando sobre asuntos irrelevantes o, de otro lado, distintos grupos abordando descordinados un mismo tema en centros diversos?
- ¿Por qué no colaboran nuestras empresas y centros públicos de investigación?
- ¿Es entendible que nuestras universidades exijan simultáneamente 100% de financiación pública y 100% de autonomía?
- ¿Incentiva el rígido modelo funcionarial actual el esfuerzo y la creatividad de nuestros investigadores o, por el contrario, los aliena?
- ¿Por qué la inmensa mayoría de nuestros profesores universitarios acceden al puesto por cooptación endogámica dentro de sus respectivos departamentos?
- ¿Por qué no especializamos nuestras universidades y centros de investigación y superamos la actual ineficiente y costosa dispersión de centros?
- ¿Es sostenible el actual sistema de gobernanza de nuestras universidades, o supone una auténtica losa que pesa sobre nuestro sistema educativo y esfuerzo investigador?
Final: Invertimos poco en I+D y de forma ineficiente. Necesitamos con urgencia reformas de calado.
Fuente: Gerardo Gutiérrez (Presidente de Gadea Grupo Farmacéutico), Diario El Mundo (España)
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